En este artículo tengo la intención de insistir en el tratamiento de la disfunción eréctil de origen orgánico, como lo es en la mayoría de los pacientes portadores de diabetes. Insistimos en ello debido a que no todos los pacientes conocen las posibilidades terapéuticas con las que contamos en nuestro medio, al igual que sucede con un alto porcentaje de nuestros colegas.

Ciertos tratamientos son capaces de provocar un giro de 180 grados en lo que es la respuesta eréctil cuando otros intentos han fallado.

La función hace al órgano. Cuando se comienza a perder la erección, es el momento para consultar y no dejar que el proceso se cronifique dejando que pase el tiempo. A titulo de ejemplo: ¿qué sucedería si nos empieza a doler una rodilla y como única medida optamos por no moverla? Repito, la función hace al órgano.

La función del pene es la penetración a través de la erección, porque para orinar no se precisa la erección; ni siquiera se necesita del pene para ello.

El primer tratamiento que tenemos a nuestro alcance es el sildenafil. Este fármaco está en nuestro mercado desde el año 1998. Actúa mediante la inhibición de una sustancia que a nivel del pene produce vasoconstricción, por ende, al bloquear esa sustancia, el efecto es la dilatación y como consecuencia la erección. Su prescripción está basada en su falta de contraindicaciones y en la eficacia que el fármaco produce en cada paciente en particular. La eficacia del mismo depende de múltiples factores, ya que cuanto más importante sea el daño vascular padecido por el paciente, menor va a ser el efecto de esta droga.

En muchos casos, luego de un periodo más o menos largo, el fármaco deja de ser efectivo y se deberá aumentar la dosis siempre que el mádico lo permita. La dosis de comienzo es en general, de 50 mg. por toma, pudiéndose llegar a los 100 mg. cuando no fue eficaz la dosis anterior. Por encima de los 100 mg. la droga, según nuestra experiencia, no genera mayor cambio en la erección, pero si mayores efectos secundarios, aunque ninguno de ellos grave.

Actualmente, tenemos en nuestro mercado una droga que si bien desde hace alrededor de cinco años existe a nivel mundial, recién llega al Uruguay. Estamos hablando del tadalafil. Esta droga es muy parecida al sildenafil en su acción farmacológica, con la ventaja de que una vez ingerida, su efecto aparece en 30 minutos y se puede mantener mas allá de las 30 horas. Esto significa que una vez que se ha tomado, el efecto eréctil aparecerá dentro de ese periodo una vez lograda la excitación sexual.

Cuando la vía oral no actúa, el segundo escalón terapéutico, es la  inyección intracavernosa. Decidido este paso, lo único que se requiere, descartadas patologías específicas, es realizar lo que se denomina, test o prueba de erección. Se inyecta al paciente, intracavernoso, una dosis de acuerdo a los datos aportados en el interrogatorio y por el examen físico, y se espera 10, 20 o 30 minutos examinando la respuesta en cada periodo de tiempo. Una vez lograda la dosis efectiva para ese paciente, se deberá instruirlo adecuadamente para que él mismo proceda al uso.

Es extremadamente importante que el paciente siga las instrucciones y este atento a las precauciones que se deben tener para el correcto uso de este tipo de tratamiento. Las condiciones de asepsia, y el control del tiempo de erección post aplicación son puntos muy importantes que se deben conocer.

Las IIC, están formalmente indicadas en:
–    Pacientes donde no actúa la vía oral.
–    Trastornos arteriales de diferente tipo.
–    Trastornos de origen neurológico.
–    Síndrome veno-oclusivo.
–    Trastornos de origen psicológico pero donde ni la terapia sexual, ni la vía oral, han dado resultado.
–    Disfunciones eréctiles inducidas por drogas o aquellas de origen mixtos.

Las contraindicaciones son, por suerte, poco frecuentes:
–    Graves trastornos de la coagulación.
–    Enfermedades psiquiátricas graves.
–    Importante fibrosis peniana.
–    Enfermedad cardiovascular que contraindique el esfuerzo de una relación sexual.

El tratamiento de la disfunción eréctil con IIC, exige una confianza reciproca entre paciente y medico.

El abuso es tan perjudicial como con cualquier otro fármaco. Su eficacia dependerá de su correcto uso.