Adaptado de Urol Colomb. 2017;26(1):34—40
Nuevas investigaciones asocian la disfunción eréctil primaria y la del paciente menor de 40 años, con la fuga venosa peneana.
Esta puede ser de origen congénito (fallas en el desarrollo embrionario), por ello se ha denominado como disfunción eréctil primaria, que es la que aparece al inicio de la vida sexual eliminadas las causas psicológicas y por otro lado, la disfunción eréctil secundaria no estándar, de los menores de 40 años eliminando otras causas.
El eco doppler de los vasos del pene, es la herramienta que nos conduce al diagnóstico.
No nos debe llamar la atención que estos cuadros sean tardíos.
Nuestros médicos no están capacitados para estos abordajes, o lo intentan solucionar todo con una pastillita que cuando falla, lo que en estos casos es muy probable, genera más daño que beneficio.
Si bien los consensos internacionales han fijado la edad de 40 años en los que el 51 % de los varones comienzan con algún grado de disfunción eréctil, cuando existe una fuga congénita, ese comienzo es bastante más temprano. También no está de más aclarar que existen diferentes tipos de fugas venosas.
- A) Fugas venosas peri uretrales
- B) Fugas venosas dorsales superficiales
- C) Fugas venosas dorsales profundas
Las fugas venosas peri uretrales y dorsales superficiales no nos deben preocupar. No influyen en la erección.
La fuga venosa dorsal profunda es sí, causante de disfunción eréctil. Como vimos, si es congénita, genera el problema en los menores de 40 años de edad. Clínicamente, se pueden ver en estos pacientes, cuadros que presenten:
- A) Disfunción eréctil primaria (o sea desde el inicio sexual)
- B) Disfunción eréctil secundaria no estándar, en ambos casos con más de 6 meses de evolución.
- C) Aparición de erecciones rígidas de corta duración o que caen fácilmente por cambios de posturas durante el coito, intento de colocación del preservativo, o pérdidas parciales de la concentración en el acto placentero de la relación sexual.
No siempre se logran soluciones definitivas a este tipo de problemas. Los tratamientos médicos y/o quirúrgicos no son garantía. De todas formas llegar al correcto diagnóstico y seguir los consejos médicos es fundamental para una adecuada respuesta sexual.
Acúmulo de Adipocitos como causa de Disfunción Eréctil.
Adaptado de las Actas Urol. Esp. 2017;41(2):97—102
Un cierto número de pacientes no responden a las diferentes opciones terapéuticas con las que contamos en la actualidad.
Estudios recientes han demostrado que el acumulo de grasas debajo de la túnica albugínea se encuentra en un gran número de individuos.
Esto fue demostrado en un importante número de pacientes. Comprobado a través de biopsias realizadas a varones sometidos a cirugías de implantes de prótesis. Justamente, es en este tipo de pacientes en los que se propone este tipo de cirugía pues ya no responden a ningún tipo de tratamiento oral ni intracavernoso.
La túnica albugínea envuelve a los cuerpos cavernosos y debe mantener una elasticidad adecuada a fin de cumplir su preponderante rol en la erección. Cuando esa elasticidad se pierde producto de esa acumulación de grasas, se produce la llamada fuga venosa.
Este cuadro patológico, impide lograr o mantener una erección, pues si bien la sangre puede entrar a los cuerpos cavernosos, no permanece en ellos y se escapa, (fuga) debido a esa alteración de la mencionada túnica.
La erección depende de factores sicológicos y del correcto equilibrio entre los sistemas endocrino, nervioso y arterial.
Si bien no se han profundizado los estudios, se reconoce que los andrógenos, (testosterona principalmente) cumplen un papel muy importante en ese equilibrio.
La obesidad y más aún, la presencia del Síndrome Metabólico, alteran esa dinámica y llevan a la disfunción eréctil.
En experimentación se comprobó que la castración genera, sustitución del musculo liso normal de la porción subalbuginea, por adipocitos (células de grasa) y esa grasa lleva a lo que dijimos antes, perdida de elasticidad y fuga venosa.
También se ha demostrado que la disfunción eréctil es más frecuente en pacientes con hipertensión, acumulación de grasa en el pene e índice de masa corporal (IMC)
elevado.
Como consecuencia de estas patologías, la elevada frecuencia de las disfunciones eréctiles, no debe sorprendernos ya.
Pero sí, nos debe sorprender la falta de información que en la medicina existe sobre estos temas tan preciados.