Las ondas de choque, procedimiento utilizado en medicina desde los años 70 en adelante, han sido una de las armas terapéuticas de los tratamientos de Fisioterapia dentro de lo que se conoce como electroterapia. Desde hace tres años aproximadamente, se ha incorporado esta técnica en el tratamiento de la disfunción eréctil.
Es aún muy temprano para asegurar, como algunos interesados mencionan, éxitos rotundos. Nos están faltando los trabajos científicos que lo avalen y en parte es por ello, que en EE.UU. su uso se encuentra restringido a la investigación.
Claro está que en medicina no existe la panacea, es decir, nada de lo existente soluciona las patologías en el cien por ciento de los casos.
Para el tratamiento de los trastornos de la erección, se sugieren cuatro aplicaciones de Ondas de Choque con una frecuencia semanal o quincenal dependiendo de la indicación y del cuadro clínico.
Uno de los efectos que se supone, generan estas ondas es la de angiogenesis, lo que significa la nueva formación de vasos sanguíneos, similar a la que también, se supone, genera los Ultrasonidos terapéuticos de frecuente uso en medicina. Como toda terapéutica, tiene sus indicaciones y sus contraindicaciones. Es entonces, indispensable conocer al detalle qué es lo que se va a realizar en nuestro cuerpo.
Existen como siempre, defensores de la técnica y detractores de la misma. Y también sabemos que existen intereses económicos detrás de cada primicia, a pesar de que esto es medicina.
Nos interesa de todas formas tratar el tema, para que todos aquellos lectores de Diabetes al Día estén enterados de las diferentes opciones terapéuticas.
Cuando se indican las Ondas de Choque se dice que la mejoría sucede no antes de los dos meses de iniciado el tratamiento. Lo que creemos necesario saber es qué tipo de paciente se verá beneficiado por estas aplicaciones. Las limitaciones del procedimiento están dadas sobre todo por las patologías que el paciente presenta.
Si pensamos que la disfunción eréctil es un proceso que se incrementa con la aparición de factores de riesgo vascular, y que estos factores van apareciendo con el devenir de los años, y por otra parte, quienes indican estas ondas ya nos están hablando de malas respuestas cuando el terreno vascular no es bueno, ¿qué tipo de pacientes nos quedan para tratar?
Los defensores de esta técnica ven limitaciones en sus éxitos en pacientes con años de antigüedad de su disfunción, diabéticos de larga evolución, mal terreno cardiovascular, pacientes no respondedores a los fármacos vía oral para la erección, entre otros trastornos.
En lo personal, me gustaría crear nuevos vasos justamente en estos pacientes. Es un procedimiento demasiado oneroso como para indicarlo sin criterio y más cuando debo decirle al paciente que deberá esperar dos meses para notar una mejoría que aun, nadie sabe decir cuánto duraría. Lo cierto es que si somos portadores de riesgo vascular elevado, la chance de crear nuevos vasos sanguíneos se verá limitada.
No entendemos la razón de que se indiquen en la disfunción eréctil de causa vascular y por otra parte se limite cuando esa causa es importante. De plano debemos saber que estas ondas de choque, están contraindicadas en: procesos inflamatorios o infecciosos agudos, procesos hemorrágicos y en tratamientos con anticoagulantes, polineuropatías y en procesos neoplásicos en la zona de aplicación. Sus efectos secundarios pueden estar presentes aunque se los nieguen, hematomas, dolor, petequias (micro hemorragias) y eritemas.
En años pasados, también se habían indicados los Ultrasonidos dado su efecto vascular (angiogenesis) y de termoterapia profunda, en estos cuadros, pero perdieron su protagonismo en parte porque un equipo de ultrasonido es muy barato. Por ende, poco atractivo.
Como médicos que somos estamos abiertos a nuevas terapéuticas y nos interesa conocer los resultados a mediano y largo plazo que es lo que nos está faltando con estas Ondas. Para ello aguardaremos los trabajos científicos que muestren números concretos.
Por el momento, nuestra obligación es la de utilizar lo que se viene reconociendo en efectividad desde hace años, Sildenafil, Tadalafil, en sus diferentes formas, inyecciones intracavernosas, y por último, el consejo de la implantación de prótesis de pene, si lo anterior no ha dado resultado. El consejo final sería: busque siempre el asesoramiento científico.