La Diabetes, como Factor de Riesgo Vascular, produce un engrosamiento de la pared de los pequeños vasos sanguíneos. Eso lleva a la micro angiopatía diabética. Esto significa, gradual cierre de las arterias de pequeño calibre, complicación crónica que puede concluir entre otras afecciones, en la Nefropatía diabética (lesión renal) y de ahí, en la insuficiencia renal crónica.
Nos podemos preguntar, ¿qué relación tiene esta complicación, con nuestro desempeño sexual?
El problema radica en que la lesión renal produce disfunción endotelial y por ende, trastornos de la fase de excitación que en la mujer, se traduce en disminución de la lubricación vaginal y en el varón, disminución de la erección (rigidez peneana).
Más adelante veremos el resto de las consecuencias sobre nuestra sexualidad.
Si bien, la insuficiencia renal crónica puede ser originada por distintas afecciones, se sabe que hoy en día, 6 de 10 pacientes en diálisis, son diabéticos.
Si consideramos que, según distintos autores, hasta un 90 % de los diabéticos pueden sufrir disfunción eréctil, tenemos que de 10 pacientes hombres en diálisis, 6 son diabéticos y 5 tienen disfunción eréctil, sólo por la Diabetes.
No hay cifras concretas del porcentaje de afección de la excitación femenina, pero sabemos que existe si, una clara influencia vascular en la Diabetes y en la insuficiencia renal.
Debemos saber que la insuficiencia renal crónica, tiene, por distintos razones, influencia en nuestra sexualidad, y no sólo por causas vasculares. De por sí, cualquier enfermedad crónica que produzca un malestar persistente, influye en el deseo sexual en sus aspectos más emocionales. A eso debemos agregar la disminución de la testosterona (hormona del deseo, tanto en hombre como en la mujer), a consecuencia de la insuficiencia renal.
Es frecuente el prurito (picazón) generalizado sobre todo cuando no se ha empezado el tratamiento.
La anemia es otro elemento que, al disminuir el nivel de oxígeno en sangre, genera menor oxigenación y por ende, dada la afectación del endotelio vascular, disminución de la lubricación y disfunción eréctil.
En un grupo de pacientes de los cuales 80 % eran trasplantados y 20 % estaban en diálisis, con un promedio de edad de 40 años, todos presentaron disfunción eréctil. La misma era independiente de enfermedad vascular generalizada, pero sí, dependía de una enfermedad vascular de las arterias que llegan al pene y en el 90 % de estos pacientes, se asociaba la alteración del sistema venoso que retiene la sangre en el pene durante la erección. A esta alteración se la conoce como síndrome veno-oclusivo.
Se comprobó además que los pacientes sometidos a tratamiento precoz de su insuficiencia renal, tardan más en desarrollar una disfunción eréctil.
Tanto en el varón como en la mujer, se compromete no solo la fase vascular de la respuesta sexual, sino también, debido a los frecuentes fracasos, va disminuyendo el deseo sexual y se altera la fase orgásmica.
En la mujer el orgasmo se retarda o desaparece, lo que conocemos como anorgasmia.
En el varón el orgasmo puede estar acelerado cuando la falla eréctil genera una compensación involuntaria al quererse aprovechar la respuesta que se obtuvo desencadenándose la eyaculación en forma precoz.
En otros varones, se retarda el orgasmo, como consecuencia de la neuropatía asociada a la insuficiencia renal crónica.
También debemos hacer referencia a un punto muy interesante y que está en clara relación con el deseo sexual, pero en este caso, de la pareja del paciente renal, y es la situación de Diálisis y/o de Trasplante Renal con los cambios en la estética que la pareja aprecia y juegan un rol muy importante en la motivación sexual. La presencia de Fistula Arteriovenosa, de catéteres para Diálisis, de Cicatrices Quirúrgicas, ha sido relatado por algunos de nuestros pacientes, cuando su pareja presenta esos elementos, como motivo de pérdida de la atracción sexual. La infidelidad es una lógica consecuencia.
El tratamiento de las diferentes situaciones clínicas dependerá de las posibilidades que tengamos de ofrecer medicación adecuada que no afecte la función renal y a la vez, agregar el consejo sexológico para el paciente y su pareja.
Como siempre en medicina, conocer y tratar precozmente todas estas alteraciones, evita una evolución que comprometa tanto al paciente como a su relación de pareja.