Un tema que debería ser de enorme preocupación para las autoridades de la salud, como es el caso que voy a relatar, nunca podría haber sido imaginado por el escritor Gabriel García Márquez.
Este fue, -y nunca mejor dicho “fue”- un paciente de 75 años de edad, con antecedentes de cardiopatía isquémica que lo llevó a un infarto agudo de miocardio a consecuencia de lo cual debió ser tratado a posteriori exclusivamente con tratamiento médico. Significa que no hubo que realizar cateterismo para angioplastia ni cirugía de bypass coronario.
El tratamiento médico significa que se le indicaron una serie de medicamentos cuyas opciones dependerán de cada caso. En general estos pacientes no presentan un cuadro tan severo como para requerir cirugía o angioplastia. Pero también existen individuos cuyo sistema coronario y general es tan grave que tampoco se pueden realizar estos procedimientos.
Este paciente estaba siendo tratado con diferentes fármacos: medicación para la presión arterial, para los trastornos de los lípidos, ácido acetil salicílico, un protector gástrico y, lo más importante, el mononitrato de isosorbide en forma diaria y obligatoria. Esta sustancia se utiliza en casos de sufrimiento de los vasos coronarios, por su efecto vasodilatador. Muchos pacientes lo reciben como prevención en el caso del angor (dolor de origen coronario) y en otros pacientes cuando han sufrido un infarto cardíaco como es el caso del paciente que estoy comentando.
Este señor me consultó debido a una disfunción eréctil de cuatro años de evolución, gradual, progresiva y fue en el curso de este cuadro que tuvo su infarto. Es decir, no sucedió esto por el infarto. Quizás la falla eréctil fue un elemento que predijo la eventual dolencia cardiaca. En esa consulta venía acompañado por su esposa de 65 años de edad.
Hacía ya tres años de su infarto. A pesar del mismo, tenía permitido, entre otras actividades, mantener su vida sexual activa, dentro de las limitaciones propias de la edad pero no por temas cardiológicos.
Hay que destacar que un sufrimiento cardiaco, salvo excepciones, no impide el acto sexual. Si así fuera, es el médico cardiólogo el encargado de asesorar al paciente al respecto.
En el interrogatorio del paciente en cuestión, como en todos los casos, se pregunta si en algún momento de la evolución de su fallo eréctil había consumido fármacos pro erectógenos (Sildenafil o Tadalafil) drogas que existen en nuestro mercado. Al inicio de sus problemas sexuales, el paciente me relata que tomaba con frecuencia Sildenafil 50 mg con una aceptable respuesta que le generaba satisfacción, a él y a su pareja.
En países vecinos, al igual que en Europa y Norteamérica, también se utilizan el Vardenafil y el Avanafil. No en Uruguay.
Cualquiera de estas cuatro sustancias, tienen una contraindicación formal para su uso y es la combinación con los Nitritos o Nitratos, como es el caso del Mononitrato de Isosorbide mencionado anteriormente. La interacción medicamentosa resultante de su mezcla en el organismo, puede producir un colapso de la presión arterial con una brusca e intensa disminución de la misma. Como consecuencia de eso, se puede producir la muerte.
Corresponde al médico, en este caso a mí, informar al paciente que las drogas pro erectógenas en su caso particular, están formalmente contraindicadas, y explicarle claramente las razones por las cuales esto es así. El paciente y su esposa, aparentemente sorprendidos, me preguntaron por qué razón no las podía tomar cuando antes sí lo podía hacer.
Luego de dar toda la explicación del efecto sobre la presión arterial tal cual lo expuse en este artículo, y hacer hincapié en la probabilidad de una muerte súbita secundaria a esa nefasta combinación de fármacos, igualmente yo mantenía la duda sobre si me estaban entendiendo o no.
Pasaron dos meses para que yo mismo entendiera que, efectivamente, no me habían entendido. De ahí, el nombre del artículo. La señora se comunicó conmigo y me contó que su esposo, había fallecido hacía ya un mes y poco luego de su ingreso a la Emergencia de una mutualista muy conocida. No quiso o no pudo decirme la causa del fallecimiento.
Accedí a la historia clínica del paciente a través de un colega. Entre otras cosas decía, “esposa refiere que el paciente tomo dos horas antes del ingreso, 100 miligramos de Sildenafil”.