Antes de ingresar al tema que nos ocupa, debemos aclarar que no todas las personas con Diabetes tienen el mal denominado, Pie Diabético. Talvez este tema lo tomaremos en otro momento. Para hablar de las lesiones debemos saber qué es la piel y cuáles son sus funciones.

Debemos considerarla como un órgano. ¿Qué es un órgano? Es un conjunto de tejidos que concurren en estructura y realizan una o varias funciones específicas.  Es un órgano muy extenso, mide aproximadamente 2 metros cuadrados y llega a pesar aproximadamente 5 Kg.

Una de sus funciones es aislarnos del exterior, mantener la temperatura corporal por intermedio de los receptores de temperatura, avisándonos cuando la misma está por debajo de 37º C o por encima de ella. Trasmite los estímulos externos como ser: temperatura, tacto, presión, dolor.

También es una excelente barrera contra los agentes agresores como los mecánicos, las radiaciones ultravioleta, agentes químicos, frio, calor y los microorganismos.

Ahora repasemos el concepto de Herida.

La podemos definir como una lesión intencional o accidental y su correcta definición es: la pérdida de continuidad de la piel que es provocada por alguno de los agentes antes mencionados.  Ante una situación así, nuestro organismo reacciona de forma inmediata de la siguiente manera:

-ocurre una vasoconstricción para disminuir el sangrado y reparar la herida

-ocurre una migración de diferentes células específicas para evitar el ingreso de microorganismos que podrían provocar una infección.

Ahora podemos observar que la zona se enrojece, se inflama y aumenta la temperatura, por la mayor afluencia de sangre. Paso inmediato posterior es la reparación de la herida.

Hasta aquí hemos estado valorando a la piel como un órgano y su poder de reparación inmediato. Ahora veremos los cuidados de ella.

Todo comienza con una buena higiene y mantenimiento de su calidad como tal. Sin un mayor esfuerzo. Lavado y correcto secado. En nuestros pies hacer hincapié en los espacios interdigitales, procediendo con un correcto secado, primero con toalla y culminando con secador, con aire frío o tibio, nunca caliente. Debemos observar al mismo tiempo que nos secamos, los espacios interdigitales y planta de pie.

Para mantener su elasticidad, evitando la sequedad, debemos lubricarla, en toda su extensión, menos entre los dedos.

Nuestros pies siempre deben estar protegidos, aun en nuestra casa. En ella también corremos riesgos.

Las fuentes de calor en forma directa se deben evitar, pueden ocasionar lesiones y no percibirlas de inmediato.

Siempre debemos usar medias y ellas deben ser de colores claros, porque ante una herida que no percibimos, la media se manchará.

Otro tema no menos importante para evitar heridas es el calzado adecuado, el mismo debe ser adquirido en la tarde, pues en ese momento en el que nuestros pies están más hinchados. Si nos referimos al calzado deportivo, éstos nos brindan una gran gama de opciones de acuerdo al deporte que practicamos y en el espacio en que vamos a practicarlo, no es aconsejable usar un mismo calzado para un piso duro a un piso de césped.

Ahora abordaremos a las lesiones más frecuentes en nuestros pies.

Las flictenas (ampollas).

La pregunta que surge de inmediato es. ¿La rompemos, la drenamos o esperamos su evolución natural?

Escucharemos varias sugerencias, todas casi milagrosas: “pinchala, perforala con una aguja enhebrada”.  Nunca deberíamos hacer eso, podríamos provocar una infección.

¿Entonces qué hacemos? Intentamos mantenerla intacta, incluso la podemos cubrir gasa para preservarla y esperar su evolución natural.

Otro de los contratiempos frecuentes son los hematomas en los dedos o debajo de las uñas (subungueales). Cuando esto ocurre debemos analizar qué fue lo que lo ocasiono, suele ser en la mayoría de las veces, el calzado.

¿Qué hacer? Lavamos la zona y cubrimos con gasa para protegerla. Si el hematoma es subungueal debemos aliviar el dolor, drenando, para eso debemos realizar dos orificios en la uña para facilitar la salida de la sangre, luego con una jeringa sin aguja y con suero fisiológico e inyectamos a presión media en uno de los orificios para lavar todo el resto de sangre acumulada.

Otra de las complicaciones es la Onicocriptosis (uña encarnada).

El calzado con puntera inapropiada colabora.

Se suele observar lesiones en los talones por un contrafuerte vencido.

Las medias deben ser de nuestro talle, porque si son más grandes se arrugan dentro del calzado y provocan lesiones.

Un secado inapropiado también ocasiona contratiempos. También facilita la proliferación de micosis (hongos).

Hasta ahora hemos abordados los siguientes temas: la piel y su importancia, su respuesta inmediata y mediata ante una herida. El calzado con sus diferentes características y las lesiones más frecuentes por su uso inadecuado. El cuidado de nuestros pies.

Ahora abordaremos sobre el tratamiento primario a una herida antes de consultar.

Debemos lavarla en primera instancia con suero fisiológico y a presión para barrer por arrastre, detritus, bacterias o restos de curaciones anteriores. Para eso debemos abrir el envase de determinada manera.

Luego la cubrimos con una gasa estéril y una venda para sujetarla.

Nunca de esta manera

Ahora repasaremos los productos que no debemos usar.

Curitas de cualquier tipo, soluciones con Iodo, cinta Leukoplast o similares, piedra pómez o similares ni limas, y por supuesto que no debemos usar callicidas de ningún tipo.

Espero haber colmado vuestras expectativas sobre el tema.