La testosterona, hormona masculina por excelencia, se produce en los testículos como consecuencia del correcto funcionamiento del eje Hipotálamo-Hipofiso-Gonadal.
El Hipotálamo produce la Hormona liberadora de Gonadotrofinas la cual actúa en la Hipófisis estimulando la producción de la Hormona Luteinizante, que es una gonadotrofina. Esta hormona actúa sobre la gónada masculina, o sea, el testículo, estimulando la producción y liberación de testosterona.
Si bien el crecimiento de la glándula prostática depende de muchas sustancias circulantes, son -sobre todo las hormonas-, la que mayor efecto tiene en el crecimiento de la próstata y también, con un muy importante papel en la Hipertrofia Benigna de la Próstata, es la testosterona.
También los estrógenos a los cuales los varones no estamos ajenos a pesar de ser una hormona principalmente femenina, tienen su participación en la acción de la testosterona sobre la próstata. Los estrógenos se han usado en el cáncer de próstata con secundarismo porque inhiben al Eje hipotálamo-hipofiso-gonadal que vimos más arriba.
Debemos sí saber que no todos estos cánceres dependen de la testosterona. En ese caso, la inhibición del eje hipotálamo-hipofiso-gonadal carece de sentido.
Durante el envejecimiento, lo normal es la disminución de la testosterona y el aumento de las gonadotrofinas, lo cual se produce de manera gradual y progresiva. Depende de la rapidez con que se produzca, que aparezcan o no, síntomas más o menos importantes.
También se sabe que la concentración de testosterona es más baja en varones obesos, o con Diabetes o con trastornos de las grasas sanguíneas.
Cuando la disminución de la hormona es importante o se produce de manera rápida, aparece la sintomatología del síndrome de deficiencia androgénica masculina que ya hemos tratado en otro artículo.
Con respecto al cáncer de próstata, todavía es la determinación del PSA o antígeno prostático, el marcador que más nos ayuda a orientarnos en la búsqueda de esa lesión maligna.
Se ha comprobado una cierta utilidad de la valoración de la testosterona en la investigación del cáncer.
En pacientes con PSA entre 2 y 4 pero con niveles bajos de testosterona libre, las biopsias de próstata fueron en mayor porcentaje positivas para este cáncer en relación a pacientes con niveles normales de testosterona libre.
Si bien existe controversia en relación al uso de testosterona en algunos cánceres prostáticos, se ha demostrado en algunos estudios, que usarla en pacientes con función testicular baja, y con cierto riesgo de padecer cáncer prostático, no aumentó ni el PSA ni el diagnóstico de cáncer de próstata.
No olvidemos que, como vimos más arriba, algunos cánceres no dependen de la testosterona para crecer.
De todas formas, no se nos cruza por la cabeza usarla si existen posibilidades de cáncer prostático, aunque los niveles de testosterona estén por el piso. Va a tener que pasar mucha agua por debajo del puente para que nosotros, aunque se considere que un paciente está curado de su cáncer sea por cirugía, radioterapia o lo que sea, usemos testosterona en él.
Hay estudios que dicen demostrar que es seguro pero sucede que son estudios de poco número de pacientes que no nos ofrecen ninguna garantía.
Si mañana futuros estudios de centros dedicados a este tipo de investigación nos aseguran la inocuidad del uso exógeno de esta hormona cuando el paciente tiene por su hipogonadismo, síntomas que afectan su calidad de vida, entonces sí la usaremos. Pero nunca vamos a entrar en el uso y abuso de la hormona como vemos en nuestro país solo con fines comerciales, lo cual es algo que escuchamos a menudo en nuestro consultorio por parte de pacientes que han consultado previamente en ciertas “clínicas”.
En el caso de los cánceres prostáticos dependientes de testosterona, los diferentes tratamientos realizados para eliminarlo, pueden ser valorados no solo con la determinación del PSA, sino también, por la medición de los niveles de la hormona. Si se ve que ella aumenta, se puede adicionar un antiandrógeno.
En resumen diríamos: nunca permita ser tratado con testosterona si tiene más de 50 años de edad o si tiene más de 40 y antecedentes familiares de cáncer de próstata. Exija la valoración urológica. Es su derecho, es su vida.
Bibliografía consultada, Tratado de Andrología y Medicina Sexual de N. Cruz.