La patología prostática es uno de los motivos de consulta más frecuentes en el varón por encima de los 50 años de edad en la clínica urológica, pero no quita que hoy en día nos encontremos con pacientes menores de esa edad con patología prostática maligna.

Los tumores benignos de la próstata habitualmente se manifiesta con dificultad progresiva para orinar, afinamiento del chorro de orina, micción nocturna frecuente. Por  no lograr  vaciar completamente la vejiga, el paciente se despierta varias  veces  en la noche.

Si se deja seguir creciendo la próstata, se llega a producir una incapacidad para orinar normalmente y también, lo que se llama orinar por rebosamiento. Esto se da cuando la próstata es tan grande que impide el flujo urinario y simplemente hay un goteo por la presión intravesical aumentada. Fundamental es no llegar a esto. El llamado PSA, puede aumentar en un cierto porcentaje de varones como consecuencia del crecimiento de la glándula.

Es bueno que todos los varones sepan estas manifestaciones para estar atentos y consultar ante estos síntomas.

Las lesiones malignas de la próstata, dan síntomas cuando están avanzadas, por ello es indispensable que todos los varones tomemos conciencia de este mal tan temible y consultemos al urólogo para descartarlo, así como las mujeres consultan al ginecólogo para controlar su aparato genital.

Los padecimientos de la próstata muchas veces pueden repercutir en la esfera sexual tanto sean benignos como malignos.

Esto es mayor cuando el paciente es sometido a cirugía de próstata -independientemente de lo que la motivó-, y mayor aun cuando además se agrega el tratamiento de radioterapia.

Por otra parte, muchos varones deben recibir también medicamentos llamados antiandrógenos para el control de su enfermedad prostática a veces asociada a la cirugía pero muchas veces, como único tratamiento.

En todos estos casos se produce una afectación en la esfera sexual -específicamente en la erección- debido a que muchas veces la cirugía debe extirpar tejido patológico y también, aquel tejido involucrado en el proceso eréctil.

Cuando el tratamiento involucra el uso de radioterapia, habitualmente eso exige un número importante de sesiones, las cuales además de tratar de erradicar el tejido tumoral, afectan al tejido sano cercano y por ende, al mecanismo de la erección.

En otros casos, el uso de tratamiento antiandrogénico, genera una total pérdida de los niveles de testosterona, la clásica hormona masculina del deseo, y de la erección, con lo que se afecta también acá la función sexual.

Una cosa importante que el paciente debe conocer es que luego de la cirugía prostática, se altera el mecanismo eyaculatorio, generando lo que se conoce como eyaculación retrógrada. El liquido seminal en vez de ser expulsado al exterior a través del pene, se vuelca en la vejiga, nuestro reservorio de orina y luego será eliminado al orinar.

La disfunción eréctil secundaria a la cirugía de próstata, puede ser transitoria, retomándose las erecciones al cabo de uno o dos años.

Otras veces, esas erecciones no vuelven a aparecer, dependiendo ello de diferentes factores que quizás ya estaban presentes antes sin haberse manifestado.

Debemos saber que por lo general las lesiones de próstata que obligan a una cirugía con o sin tratamiento hormonal o de radioterapia concomitantes, aparecen, salvo excepciones, en personas en la sexta década de la vida y por encima, y en donde los daños vasculares también pueden estar presentes por múltiples factores que reiteradamente mencionamos.

Lo importante de todo esto es que este problema se puede tratar y resolver en ocasiones en forma radical con el tratamiento adecuado llevado a cabo en forma transitoria y en otros casos con un tratamiento que a veces es de por vida.

Como siempre, la primera opción terapéutica son los fármacos vía oral como lo es el Sildenafil, o el Tadalafil. Cuando ella no da el resultado adecuado, en nuestro medio tenemos como segunda opción, las inyecciones intracavernosas con un notable efecto eréctil superior siempre a la que origina la vía oral.

El tratamiento para la disfunción eréctil tanto en el caso de la patología prostática como por otras causas, puede ser de por vida. Depende de cada uno, elegir la vida que se desea continuar.