Si bien no todos los pacientes que nos consultan tienen una pareja estable, hay un porcentaje muy alto de ellos que sí la poseen. Pueden ser esposas, novias, en convivencia o no y con una frecuencia de encuentros sexuales muy variable que a veces depende del tipo de relación como pareja, y de la existencia o no de esa convivencia.

Un alto número de los varones que llegan a la consulta con nosotros lo hace en secreto sin que sus  compañeras lo sepan. A veces con la idea de hacerles el comentario a posteriori y otras veces, nunca.

Es menos frecuente que las parejas acompañen al paciente en la primera consulta. Cuando lo hacen en general están presentes durante el interrogatorio aportando elementos siempre importantes para el médico.

También es frecuente que sea la pareja la que de alguna manera obliga a su compañero a realizar esa consulta, pero ello no quiere decir que lo venga a acompañar. Lo manda a la guerra con un tenedor: “el problema es tuyo, arreglalo vos”.

Nada más lejos de la realidad si tomamos esto último literalmente ya que la sexualidad es un tema de pareja aunque la dificultad sea de uno solo. De inmenso valor es el apoyo que el paciente puede recibir de parte de su compañera ya que de eso también depende la evolución de la disfunción,  independientemente del origen de la misma.

Vamos a tomar los más frecuentes motivos de consulta para resumir la importancia de este tema.

En la eyaculación rápida, motivo de consulta más frecuente en los varones jóvenes, la evolución clínica depende muchísimo de la presencia o no de una pareja estable, de que ella conozca el tratamiento y por supuesto de su colaboración en el mismo.  Dado la ansiedad a veces extrema de estos varones, si no se baja esa tensión previa con la comprensión y apoyo de esa compañera, es más difícil la buena evolución. Más complicado, a pesar de las nuevas medicaciones, es cuando el varón está solo, cambiando frecuentemente de amigas ocasionales sin lograr poder coordinar sus tiempos con los de ellas.

En el caso del bajo deseo sexual, sin profundizar en el origen del mismo, la compañera debe ser lo suficientemente hábil,  como para despertar la motivación de ese varón. La provocación, la seducción, la sorpresa y fundamentalmente, el cambio en la manera de ejercer la sexualidad ya que en muchos casos, la rutina, a la hora de hacer el amor, es  motivo de la pérdida o disminución  del deseo sexual. En esto son responsables ambas partes y se debe buscar, como pareja, el cambio que revierta  esa rutina.

Con mucha frecuencia, vemos pacientes que nos consultan por bajo deseo sexual y que a pesar de que han sido tratados con testosterona, si bien el cuadro a veces se revierte, esto es con gran frecuencia, un cambio  transitorio. Eso se puede deber a que no se encaró lo que mencionamos más arriba, la colaboración de la pareja.

Los problemas de la erección, también deberían comprometer a la pareja en su solución aunque ello dependa de una medicación. La colaboración de la mujer, muchas veces es crucial en lo que se refiere al pronóstico de ese paciente. En los casos en los que el varón deba tomar una medicación pro erectógena, es importante que su compañera esté al tanto ya que los tiempos acá juegan un papel fundamental. Si bien los diferentes fármacos existentes tienen tiempos distintos para actuar, no hay que ceñirse a lo estrictamente farmacológico pues cada organismo responde de diferente forma.

En los casos en que la erección se logre solamente con la ayuda de una medicación inyectada intracavernosa, si bien no se es tan dependiente de los tiempos ya que su acción es casi inmediata, la preparación previa al acto, puede afectar al erotismo del encuentro, sobre todo cuando la pareja no está al tanto.

En cualquiera de estos cuadros, a veces nos encontramos con una especie de boicot por parte de la mujer cuando nota la mejoría de hombre. Acá, los celos tienen su rol, pues un varón que no funciona en lo sexual, para muchas parejas es sinónimo de fidelidad.

La experiencia nos ha demostrado que es una gran equivocación.