Dra. Mercedes Bregante. Pediatra, Prof. de Educación Física. Secretaria del Comité de Actividad Física y Deporte de la Sociedad Uruguaya de Pediatría

Dra. Liana Suci Dutra. Pediatra. Cardióloga Pediatra

Dr. Pedro Chiesa. Cardiólogo Pediatra. Prof. Adjunto en Cardiología Pediátrica. Clínica Pediátrica A. Facultad de Medicina UDELAR.

 

Actividad Física, Ejercicio y Deporte en la Infancia

 

Se conoce desde hace siglos el beneficio que produce la actividad física para la salud pero no se debe olvidar que hasta mediados del siglo XX se creía  que el ejercicio era  perjudicial y ante cualquier enfermedad se recomendaba suspender la misma. Estos conceptos se han modificado y hoy sí se habla de los efectos perjudiciales de una vida sedentaria. Cuanto más temprano se promueva el ejercicio, mayor será  la adaptación y prolongación de dicha actividad en la edad adulta.

 

El comienzo de la actividad física en etapas tempranas mejora el crecimiento y  desarrollo del niño, permite una mejor integración con sus pares, lleva a una vida más saludable, evita la aparición de factores de riesgo en la adultez.

 

En la infancia se aprende a través del juego. Se juega y así se vive, se crece, se disfruta, se adquieren habilidades y experiencia, se es niño y se es feliz, como cualquier cachorro. Un niño juega y desarrolla su futuro. Ese juego debe de ser activo y creativo. Debe de permitir que el niño desarrolle todas sus aéreas del desarrollo: el lenguaje, lo social y lo motor.

 

Ese juego, que hasta hace poco llevaba implícito el movimiento, hoy en día abarca un mundo en el que el niño puede jugar y ser sedentario a la vez, a través de lo que es el juego digital. Hablemos pues, sobre el juego en movimiento. El concepto que se debe destacar es: juego es igual a movimiento, no promover el juego digital que conlleva una vida sedentaria. Un niño activo se convertirá en un adulto saludable con más probabilidad que un niño sedentario.

 

Una vida saludable es una vida activa y el ejercicio físico es uno de los pilares  fundamentales para evitar los factores de riesgo de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, obesidad, Diabetes, hipercolesterolemia. La inactividad física es en forma  aislada un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y aumenta además las  posibilidades de hipercolesterolemia, Diabetes, obesidad e hipertensión arterial.

 

Los hábitos saludables mejoran la calidad de vida de las personas en general y en la Diabetes Mellitus en particular.  Lo que el niño aprende en sus primeros 10 años de vida, queda en su memoria general, y es entonces cuando deben de desarrollarse e incorporarse los hábitos de vida saludable.

 

Es necesaria la adopción de estilos de vida saludables en etapas tempranas de la vida a nivel de los diferentes ambientes: en su domicilio, escuela, comunidad, etc, que se deben mantener en la transición a la vida adulta.

Se deben establecer políticas públicas para estimular una vida saludable donde el ejercicio juega un rol fundamental.

 

Más adelante en la vida, cualquier cambio en hábitos es más difícil de incorporar. De ahí la importancia de que el niño reciba una educación en salud, en todos sus ambientes: en casa, en la escuela, en los grupos de niños, en la comunidad, en los centros de salud, etc. La importancia de las políticas públicas, para que el niño se rodee de un medio amigable hacia la actividad física y en contra del sedentarismo y otros malos hábitos de salud, es fundamental. Porque además: poder jugar y realizar actividades físicas es un derecho de los niños.

 

Esfuerzos de difusión de la importancia de la actividad física en la infancia, son siempre bienvenidos. Como este, desde esta revista, que esperamos llegue ampliamente a los responsables de nuestros niños, quienes tienen la responsabilidad inicial de guiar a sus «cachorros» hacia una vida saludable.

 

Una consideración especial frente a la actividad física son aquellos niños con  enfermedades crónicas: cardiopatías  congénitas, Diabetes, enfermedades renales etc. El niño puede realizar ejercicios cualquiera sea su afección y es capaz de autolimitarse. Se deben realizar las recomendaciones de acuerdo a cada caso en particular y promover el ejercicio recreativo en todas las situaciones que así lo requiera.

 

La actividad física es esencial para el paciente diabético, permite un equilibrio metabólico, controla el peso. El niño con Diabetes debe de transitar su infancia, aprendiendo a vivir en salud, a desarrollar su autocuidado y a incorporar la actividad física como un factor no solo de salud en general, sino como beneficioso para equilibrar su metabolismo.

 

Se debe practicar en forma regular, esto lleva a  aumentar el consumo muscular de glucosa, facilita su metabolismo, inhibe la secreción de insulina y favorece el depósito de glucosa. Si el ejercicio es sistematizado favorece  el  aumento de la sensibilidad a la Insulina.

 

Es importante tener en cuenta que la actividad deportiva se debe programar  y realizar en determinadas fases de menor actividad insulínica y después de las comidas. Los  pacientes  mal controlados  no deben realizar ejercicios intensos.

 

Especialmente el niño con Diabetes, debe de transitar su infancia, aprendiendo a vivir en salud, a desarrollar su autocuidado y a incorporar la actividad física como un factor no solo de salud en general, sino como beneficioso para equilibrar su metabolismo.

Cuando hablamos de «actividad física» nos referimos a cualquier actividad desarrollada por el niño que implique un gasto de energía, en forma no regulada. Por ejemplo: jugar a la mancha, andar en bici con los amigos, jugar en la playa. Cuando hablamos de «ejercicio», entendemos por tal, a cualquier actividad física que se desarrolle con el objetivo de obtener una mejoría en alguna capacidad. Por ejemplo: realizar lagartijas para desarrollar la fuerza de brazos, correr series de 50 metros para mejorar la velocidad, etc. Y cuando hablamos de «deporte», esto implica una actividad con reglas y con fines de competencia. Por ejemplo: practicar futbol, voleibol, artes marciales, etc. Sin olvidar los deportes recreativos y la danza, que si bien no implican siempre competencias, tienen reglas claras y un entrenamiento específico. Dentro del deporte, hay que considerar especialmente, a los niños que practican el mismo, 8 o más horas por semana, en un plan de entrenamiento. El niño con Diabetes, puede y debe de participar en actividades de este tipo, con sus controles metabólicos correctos.

Además debemos tener presente que el deporte puede ocasionar problemas para el niño, no siendo esto una causal excluyente para su práctica. Por ello es que se debe realizar una valoración médica previa a fin de descartar potenciales situaciones de riesgo vital y/o funcional para ese niño (patologías osteoarticulares, cardiovasculares, etc.). Es en este campo que estamos trabajando, en el marco de la Sociedad de Pediatría, para brindar el mayor margen de seguridad posible a todos nuestros niños que se enfrentan a la práctica de deportes,

 

Revisando, los beneficios de la Actividad Física:

Desarrolla y mejora la resistencia aeróbica

Desarrolla y mejora la fuerza y la resistencia muscular

Evita la obesidad. Reduce la adiposidad

Regula la presión arterial. Reduce la presión arterial en jóvenes con hipertensión arterial esencial leve

Regula y reduce los niveles de colesterol LDL y triglicéridos

Mejora la salud ósea

Aumenta la autoestima y el bienestar psicosocial

Reduce el riesgo de depresión

Mejora la performance cognitiva

En la Diabetes: mejora la sensibilidad a la insulina y disminuye el riesgo cardiovascular

Los objetivos de las actividades organizadas y los deportes en los niños deben ser adecuados a su edad y desarrollo de capacidades:

Adquirir habilidades motoras básicas (correr, lanzar, trepar, rodar, nadar, etc.)

Aumentar el nivel y la exigencia de sus actividades físicas

Aprender habilidades sociales (trabajar en equipo, respeto, empatía, etc.)

Divertirse

 

Recomendaciones de Actividad Fisica

Niños de 0 a 2 años: Actividades de juego libre. Ofrecerles un entorno activo. Ilimitadas, el niño debe de poder moverse y jugar todo lo que quiera. Respetar las medidas de seguridad en el entorno.  Cero tiempo de pantalla.

Niños 1 a 4 años: actividades de juego libre y participar de actividades estructuradas en Jardín de Infantes o  clubes. Actividades con la familia. Los cuidadores deben de ser sus modelos. No TV en el cuarto. No pantalla hasta los 2 años. Luego no más de 2 horas de pantalla por día, de programas supervisados por adultos responsables.  Ambiente seguro.

Niños de 5 a 10 años: actividades de juego libre a demanda. Entorno activo y seguro. Actividades con la familia. Los cuidadores deben de ser sus modelos. No TV en el cuarto. No más de 2 horas de pantalla por día, de programas supervisados por adultos responsables. Actividades estructuradas en la escuela. Inicio del predeporte y deporte. 60 minutos de actividad física moderada a intensa todos los días y ejercicios de fuerza 3 veces por semana, mínimo. Adquisición de hábitos para toda la vida. Se inicia el desarrollo de las capacidades básicas (fuerza, velocidad, coordinación, resistencia, etc.)

 

Niños de 11 a 17 años: actividades de juego libre a demanda. Entorno activo y seguro. Actividades con pares. No TV en el cuarto. No más de 2 horas de pantalla por día, de programas supervisados por adultos responsables. Actividades estructuradas en el liceo. Predeporte y deporte. 60 minutos de actividad física moderada a intensa todos los días y ejercicios de fuerza 3 veces por semana, mínimo. Desarrollo y perfeccionamiento de las capacidades básicas (fuerza, velocidad, coordinación, resistencia, etc.). Elección de actividades y /o deportes que se puedan continuar en el resto de la vida.