Ya en números anteriores de Diabetes al Día nos hemos dedicado a tratar el tema de la eyaculación rápida o precoz.
Como sabemos que con regularidad van apareciendo nuevos lectores de estas paginas, nos interesa hacer una puesta al día sobre esta disfunción sexual.
No nos deja de sorprender el manejo que de esta situación se hace en diferentes centros de nuestro país transformando algo de fácil tratamiento en un cuadro que hasta se llega a catalogar como una enfermedad con el simple afán de comercializar la medicina.
También nos llegan investigaciones profusas de grupos científicos unos y seudocientíficos otros buscando causas de todo tipo y que en definitiva no llegan a ninguna conclusión satisfactoria, ni para quien padece este cuadro, ni para ellos mismos.
De nada sirve profundizar en las supuestas causas de la Eyaculación Rápida si no encontramos la forma de que nuestros pacientes la manejen de la manera mas adecuada.
Existen muchas definiciones para este problema pero la más acertada es la que dice que es cuando el varón eyacula antes de lo que él desea independientemente del tiempo.
El proceso eyaculatorio está dividido fisiológicamente en dos fases, la emisión y la eyaculación propiamente dicha.
En la fase de emisión se vuelca el semen a la uretra, conducto a través del cual orinamos. Cuando el semen llega a la misma, automática e instantáneamente se produce la eyaculación, esto es, la expulsión del semen hacia el exterior.
Ambas fases se acompañan de una experiencia placentera, única y personal llamada orgasmo.
La eyaculación rápida, en la población general alcanza al 30 o 40 por ciento de los varones de todas las edades, pero es más frecuente en el joven consultándose más entre los 22 y los 38 años de edad.
Si bien en la mayoría de los casos es primaria, o sea, de toda la vida, también aparece secundariamente a la disfunción eréctil.
Esto se debe a que al bajar la erección, el varón, muchas veces sin darse cuenta, acelera su ritmo aprovechando la erección que tiene en ese momento y desencadena el reflejo eyaculatorio precozmente.
Porque la eyaculación es eso, un reflejo, el cual es imposible de detener una vez que se pone en marcha y esto sucede cuando se produce la fase de emisión de la cual hablamos antes.
Digamos que ningún reflejo es controlable una vez desencadenado, una vez que se llega a su umbral o nivel de disparo.
Es importante que todos sepamos que la eyaculación precoz no es una enfermedad sino una condición en la cual las respuestas reflejas en general de ese varón se encuentran exaltadas, como se ve en aquellos individuos con gran ansiedad constitucional o genética.
Clásicamente la sexología ha pretendido que el paciente aprenda a controlar el reflejo de la eyaculación cometiendo el error de considerar que un reflejo se puede detener.
Lo que se debe es evitar llegar a la fase de emisión para que ese mecanismo automático no se dispare.
Otro clásico error que encontramos a menudo en los textos, en Internet y en pacientes que nos consultan luego de infructuosos tratamientos, es el de enseñarle los llamados ejercicios de Kegel para la tonificación del músculo pubococcÍgeo. Justamente, tonificar este músculo lleva a aumentar la sensibilidad del reflejo eyaculatorio, tanto así como que también se le enseña este mismo ejercicio al paciente con retardo eyaculatorio. Por supuesto, esto no tiene ninguna lógica.
En nuestro medio, nosotros hemos incorporado un método llamado bio feed-back electromiográfico con el cual se le enseña al paciente en primer lugar a conocer lo que es su reflejo eyaculatorio, lo ve y lo escucha a través del electromiógrafo y en segundo lugar se le enseña la técnica apropiada para él con el fin de inhibir al músculo pubococcígeo con lo cual el reflejo tarda en despertarse.
Si bien, esta técnica no es la panacea, nos ha permitido tratar a muchos pacientes sin la necesidad de medicarlos o en caso de tener que hacerlo, es por poco tiempo.
El uso de fármacos comprobados como la sertralina, la paroxetina y lo más reciente, la dapoxetina, colaboran en muchos casos a veces de manera sorprendente hasta que el paciente aprenda las técnicas que les enseñamos.