El 75 % de los varones que nos consultan, lo hacen por problemas para lograr una rigidez del pene que permita la penetración y luego, mantenerse hasta el orgasmo. El 80 % de ellos, tienen entre 50 y 79 años de edad.

Desde la quinta década de la vida, en la gran mayoría de los casos, este problema se debe a causas  físicas, aunque los factores emocionales siempre juegan su papel.

Un conjunto de elementos patológicos y de antecedentes familiares, constituyen los llamados Factores de Riesgo Vascular. Estos son:

Diabetes, hipertensión arterial, trastornos de las grasas sanguíneas, tabaquismo, obesidad, sedentarismo, stress mantenido, antecedentes de enfermedad coronaria, antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares o Diabetes, entre otros.

El destino final de estas afecciones es la Arterioesclerosis. La Arterioesclerosis es el Engrosamiento y Endurecimiento de las paredes de las Arterias y como consecuencia una disminución de la luz de ese vaso responsable de llevar la sangre recién Oxigenada a los tejidos corporales.

El caso más conocido y que seguramente todos hayamos escuchado, es el Infarto Cardiaco como consecuencia de la Arterioesclerosis de las Arterias Coronarias. Pero debemos saber que todas nuestras Arterias sufren a la vez este deterioro. En unas zonas más que en otras.

Independientemente de la causa de una disfunción eréctil, si los fármacos vía oral están indicados, es la primera línea de ataque con la que contamos. Pero si esta primera línea fracasa, debemos pensar en las inyecciones intracavernosas. Este método terapéutico para la disfunción eréctil, lleva medio siglo de vigencia.

Hasta el año 1998, solamente era posible el tratamiento mediante las inyecciones intracavernosas (IIC) u otros medios como el MUSE de alprostadil, las bombas de erección (raras en nuestro medio) o las prótesis de pene, en general de alto costo.

Desde ese año al aparecer en el mercado el SILDENAFIL, como primer fármaco por vía oral, las IIC quedaron relegadas a aquellos pacientes que no respondían a los fármacos orales. A posteriori aparecieron el VARDENAFIL y el TADALAFIL con una acción muy similar a la del sildenafil pero con algo más de especificidad.

A lo largo de los años, fuimos viendo que el efecto de los fármacos vía oral, decae con el correr del tiempo en relación con el grado de afección vascular. Es así que pacientes que durante un tiempo responden muy bien a la vía oral, luego deben aumentar la dosis para lograr la misma respuesta y a veces ésta, no es lo que solía ser.

También vemos que en el paciente diabético, el efecto de los fármacos por vía oral varía enormemente con los niveles de azúcar en sangre. A mayor glucemia, menor efecto del fármaco.

Cuando estos fármacos están contraindicados o no son efectivos, la segunda línea de ataque son las IIC. Estas inyecciones tienen un altísimo porcentaje de efectividad, mucho mayor que el de la vía oral.

Las IIC están indicadas en todos los casos de disfunción eréctil en donde no hubo respuesta a los fármacos vía oral. Esto incluye no solo a los pacientes portadores de cuadros orgánicos sino también a los pacientes con un origen puramente sicológico pero que son refractarios a drogas orales.

Un beneficio indirecto que las IIC producen es una potenciación del efecto de los fármacos orales e incluso, logran que pacientes que han perdido la respuesta a ellos, la recuperen por lo menos en parte o totalmente como con frecuencia vemos.

Las contraindicaciones de las IIC por suerte son muy escasas. Las mismas no se pueden utilizar en caso de que exista una lesión de carácter inflamatorio o infeccioso en el pene. En ese caso se deberá solucionar esa patología primero. También se contraindican en el caso de trastornos muy graves de la coagulación. El uso de anticoagulantes no impide el uso de las IIC, simplemente se debe tener la precaución de ejercer una buena compresión luego de retirar la aguja.

La aceptación o no de esta forma de tratamiento es lo que marca la diferencia entre el paciente con motivación adecuada de aquel que no la tiene. En la enorme mayoría de los pacientes, cerca del 85 % según nuestra experiencia, la IIC, logra una buena respuesta.

De cada uno de nosotros, depende el tipo de calidad de vida que pretendamos.