A partir de los 65 años, se considera que entramos en la tercera edad.
La medicina ha logrado que la vida se prolongue más allá de los 70 años tanto en mujeres como en varones.

Se sabe que, en general, la mujer vive más que el varón, cosa que en nuestro país, por lo menos, ha generado que en la tercera edad, existan mas viudas que viudos, en una relación de aproximadamente un viudo por  cada cinco viudas. Esto hace que a un varón mayor de 65 años, le resulte más fácil encontrar una nueva pareja, que a una mujer de esa misma franja etaria.

La sexualidad  varía con el paso de los años, ya que las respuestas fisiológicas en ambos sexos, se ejecutan de una forma más lenta por lo general. Tanto el varón como la mujer, se deberán acostumbrar a  su nuevo modelo de respuesta sexual, producto del paso de los años. Este modelo no aparece de un día para el otro, sino que es de progresiva y gradual aparición. Cuando una persona envejece junto a su pareja manteniendo una actividad sexual regular, ese nuevo modelo se asimila adecuadamente.

En cambio, cuando se llega a estas edades y se ha perdido la pareja, por la razón que sea,  y a consecuencia de ello se genera un largo periodo de abstinencia, esta nueva respuesta sexual sorprende abruptamente al individuo y genera dudas sobre la existencia o no de una enfermedad de fondo. El paso de los años no solo va a actuar sobre la  fisiología  de la respuesta sexual, sino también en el resto de las funciones orgánicas.

Los factores de riesgo vascular son más frecuentes a medida que avanzamos en edad. La mayor posibilidad de afecciones renales, hepáticas, cardiovasculares, encefálicas, así como la aparición de afecciones osteo-articulares, limitan la actividad general de las personas y muchas veces también, la actividad sexual.

Los procesos quirúrgicos de distinto orden, pueden, no sólo alterar la sexualidad, sino que en algunos casos pueden limitar el movimiento, y se deberán adaptar a ello ambos miembros de la pareja.

Algunas circunstancias, naturales o patológicas, influyen en la sexualidad de las personas mayores. La menopausia, fenómeno exclusivo de la especie humana, así como el síndrome de reducción androgénica masculina actúan síquica y/o físicamente en la sexualidad.

La pérdida de la pareja, como vimos, puede generar largos periodos de abstinencia y como consecuencia,  apragmatismo sexual.

Las enfermedades propias del envejecimiento y sobre todo aquellas que obligan a cirugías tales como la histerectomía y la prostatectomía.

Los diferentes tratamientos para las diferentes enfermedades, actúan en forma iatrogénica, o  sea, por sus efectos secundarios, sobre otras funciones y sistemas como lo es  el sexual.

En la sexualidad masculina, la erección es la fase que más se compromete como consecuencia del proceso de envejecimiento. Cuando en la quinta década de la vida, la disfunción eréctil alcanza al 3 % de los varones, a los 80 años, tres de cada 4 varones, tiene disfunción eréctil de diferente grado.

En la estadística que llevo en mi consultorio, se nota un dato curioso: desde los 19 años a los 69 años, el aumento de la consulta por disfunción eréctil es notorio, pero a partir de los 70 años en adelante se produce un  descenso importante del porcentaje de consulta por  esta causa. ¿A qué se debe si sabemos que la erección se afecta cada vez más por la edad? Simplemente a que los varones, por encima de los 70 años, consultan en un porcentaje mucho menor. Esto, a su vez, se debe al desconocimiento por parte de esa población, de la posibilidad cierta de mejorar o solucionar con diferentes opciones  la respuesta eréctil.

Vemos y escuchamos de quienes nos consultan, una  frase  que se repite: “mire que yo ya  tengo:  70, 75, 80, 85 años…”. Mi experiencia me ha enseñado que lo que ese paciente necesita -y así se lo hago saber-, es el deseo de recomponer su vida sexual. Con eso ya tenemos el 50 % del camino recorrido, el resto depende de mi esfuerzo y de su apego a un tratamiento. Ese tratamiento, puede ser de por vida, como pasa con enfermedades como la diabetes o la hipertensión,  o puede  ser  transitorio y resolverse en poco tiempo.

La sexualidad es un derecho. No importa la edad que tengamos.