Nadie a esta altura del siglo 21, puede negar o desaconsejar la realización de ejercicios para mantener la calidad de vida en todos los aspectos, o para mejorar ciertas enfermedades o prevenir la aparición de otras.

Básicamente se habla de ejercicios Aeróbicos y ejercicios Anaeróbicos.

El ejercicio Aeróbico es el de mediana a baja intensidad y de tiempo más prolongado a través del cual, el organismo utiliza los hidratos de carbono y los lípidos para obtener energía. Para ello necesita del oxígeno. A modo de ejemplo, caminar, trotar, andar en bicicleta o nadar, son ejercicios aeróbicos.

El ejercicio Anaeróbico, es más intenso y de menor duración. Requiere menos oxigeno ya que se obtiene energía de fuentes más accesibles para el organismo y que no requieren ser oxidadas en su mayoría. A modo de ejemplo, son ejercicios anaeróbicos, el levantamiento de pesas, abdominales, carreras cortas a alta velocidad, entre otros.

Con respecto a la sexualidad, los trabajos científicos indican que el ejercicio moderado ayuda a nuestro sistema cardiovascular a mantenerse en forma, cosa imprescindible a la hora de lograr una correcta respuesta sexual.

El ejercicio que supone una relación sexual, es de por si una combinación de los modelos aeróbico y anaeróbico.

Se puede decir que los juegos previos al acto coital entran dentro de lo aeróbico mientras que el coito propiamente dicho, es un importante ejercicio anaeróbico.

Durante una relación sexual se producen importantes cambios fisiológicos que determinan; aumento de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial y de la frecuencia respiratoria.

Todas aquellas enfermedades que, a través del tiempo actúen como factores de riesgo vascular, irán en detrimento de nuestras capacidades a la hora de realizar ejercicios en general y actividad sexual en lo particular. Es por ello que mantener esos factores a raya es fundamental para una correcta y aceptable calidad de vida.

Analicemos algunos beneficios del ejercicio.

Los pacientes que sufren hipertensión arterial pueden ver reducción de sus cifras tensionales al realizar ejercicio aeróbico de entre 30 y 60 minutos en forma diaria. Si bien esto puede parecer mucho, entendamos que caminar es un ejercicio aeróbico muy recomendable y poco exigente. Se requiere voluntad y tiempo.

También se logra descenso de la presión arterial con ejercicios más vigorosos, pero 3 veces a la semana por término de 30 minutos como máximo. Ya entraríamos en lo anaeróbico. Este tipo de ejercicio más vigoroso, exige haber pasado por una correcta evaluación médica en lo cardiológico. Hay quienes deciden comenzar a realizar ejercicio anaeróbico sin ningún entrenamiento previo y sin control cardiológico y muchas veces las cosas no terminan bien.

Con respecto a la obesidad y sobrepeso, quienes las padecen, son más propensos a sufrir fallo cardiaco, enfermedades coronarias o cardiopatía isquémica, hipertensión, Diabetes, enfermedad del endotelio vascular, cosa que está en íntima relación con los fallos de la erección.

El ejercicio entre moderado y vigoroso logra descensos de peso corporal por disminución de la grasa, en directa relación con el tipo de ejercicio y la duración del mismo.

A título de ejemplo, este tipo de ejercicio realizado entre 200 y 400 minutos por semana permite una pérdida de aproximadamente 6 kilogramos de grasa abdominal.

El perfil lipídico es otro valor de suma importancia en relación con el sedentarismo pues los niveles elevados de Colesterol total, triglicéridos, lipoproteínas de alta, baja y muy baja densidad se ven influenciados negativamente por la falta de ejercicio e incrementa el riesgo de muerte prematura en mayores de 60 años de edad por enfermedad coronaria.

Existe una clara y contundente reducción de los valores lipídicos patológicos tanto con el ejercicio aeróbico como anaeróbico y aumento de los valores de las lipoproteínas de Alta densidad (HDL).

Con respecto a la Diabetes, tanto el ejercicio aeróbico como anaeróbico implican beneficios.

La reducción de los valores de Glucosa en sangre están en íntima relación con la actividad física. Independientemente de cual ejercicio se realice leve, moderado o vigoroso, la mejoría de esos valores se verá reflejado en la evolución y prevención de complicaciones de esta enfermedad metabólica. De todas formas, si se pretende el ejercicio vigoroso, los controles médico- cardiológicos son indispensables.

De una forma o de otra, directa o indirectamente se ve favorecida nuestra  respuesta sexual.